El mar estaba tranquilo de un color planta, las olas llegaban a la orilla donde mis pies se encontraban con ellas, no sabía porque aquella tarde caminaba por la playa, un día de invierno, triste que anuncia la muerte, caminaba y sentía el frío que estaba a mi alrededor, aun recordaba los amaneceres que el verano nos había brindado y su calor recorrió mi cuerpo, estaba contemplando como las estrellas y la luna asomaban, me sentí como una pequeña parte de aquel conjunto, de la vida y sus misteriosas formas de manifestarse de su forma de proceder , de como la tristeza, la penumbra del invierno, se vuelve alegría, de como nada permanece.
Una persona se acerca, por extraño que parezca soy yo pero no tan joven, aun en mi vejez mis rasgos no cambian, ni mi deseo de contemplar la vida, disfrutar de sus destellos.
Allí sentados mil preguntas, pero una sola mirada para comprender que en ese momento ambos necesitábamos silencio y llenar nuestros corazones con el olor a salitre, los sonidos que habían en aquella playa, las olas y el susurro del viento.
Me miraba y veía como el paso de los años había cambiado mi piel, mi pelo, la expresión de mi cara transmitía serenidad, calma, disfrutaba de la vida, mis ojos están posados en la orilla, no necesitaba buscar el horizonte, sabía lo que tenía y disfrutaba de ello.
Voces suena y se acercan, personas que no conozco se acercan mi viejo yo, se sientan junto a él, sin que mi presencia les moleste, le hablan, él asiente, pero yo no les entiendo, no parecen preocupados al contrario un grupo se forma para disfrutar de la noche, no hay palabras, solo sentimientos, las risas de los jóvenes parecen que alegran a mi viejo yo, ellos sienten el júbilo del amanecer que se acerca, sus corazones están preparados para el día que viene, mientras mi viejo yo disfruta del momento, de lo que tiene, en esos momentos no son casas, coches, dineros, son personas seres maravillosos que la vida puso en su camino, con ellos ha descubierto el significado de la palabra AMOR y porque es tan importante sentir su fuerza y poder, cuando empezó amarse y comprendió que era un ser maravilloso, esa energía fue vista por otras personas y se acercaron a él para comprender, para compartir , no para someter, ni imponer ideas, solo para ser personas, para vivir y disfrutar de los frutos de la vida.
El Sol empieza a bañar con su luminosidad la playa, el grupo de personas se va desvaneciendo, mi viejo yo mirándome escribe unas palabras en la arena y desaparece, no necesitaba saber que decían, en esos momentos comprendía que tengo lo suficiente para vivir una vida diferente a la que antes seguía, que siempre me tendré para salir de las dificultades, que si me amo y amo quien soy sabre encontrar mi camino.
Ahora puedo seguir mi vida, disfrutando de cada momento, viviendo, no intentado seguir unos dictámenes en los que no creo, recordando que una palabra puede cambiar todo, abrir corazones, abrir nubes, secar lagrimas y es AMOR.
